El rápido desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación junto con el
crecimiento de los sistemas inteligentes atraviesan hoy todas las áreas de la vida modificando
profundamente no solo la forma de trabajar sino también la manera en que se diseñan y producen
los espacios de trabajo. Al aprovechar estas tecnologías, las oficinas inteligentes mejoran la
experiencia y el rendimiento de sus ocupantes y crean lugares de trabajo más atractivos al mismo
tiempo que se optimizan los costos de operación.
La inteligencia artificial y la automatización comienzan a ser parte de la vida cotidiana. Muchos de
los productos y servicios que utilizamos a diario, desde la publicidad personalizada de los motores
de búsqueda y los traductores automáticos hasta el reconocimiento facial en las redes sociales y
los teléfonos, todos están empezando a incorporar este tipo de tecnología para ayudarnos en
determinadas tareas o para mejorar nuestra experiencia como consumidores.
Pero no es solo en nuestra vida personal donde estas nuevas tecnologías están apareciendo cada
vez con más fuerza. En el ámbito laboral también están comenzando a estar presentes en una
cantidad de aplicaciones y servicios que nos ayudan con nuestras tareas y nos brindan un entorno
más confortable, seguro y personalizado.
Tal como ha sucedido históricamente con todas las tecnologías emergentes, los sistemas
inteligentes también van a cambiar tanto la naturaleza del trabajo como el espacio de trabajo.
Estas nuevas tecnologías también nos ayudarán a realizar algunas tareas más rápido y con mayor
precisión, lo que permitirá procesos más baratos y eficientes. Muchos trabajos se automatizarán
liberando a los empleados de las tareas rutinarias para que puedan concentrarse en realizar un
trabajo más creativo y transformador. Pero también, como en otras épocas, esto dará lugar a la
necesidad de nuevas habilidades y nos obligará a adaptarnos y evolucionar.
La inteligencia artificial puede procesar y dar sentido a los datos con mucha mayor rapidez que el
cerebro humano, además de ser menos propensa a cometer errores. Al aprender por sí misma
puede resolver algunas tareas de las que antes nos ocupábamos nosotros y esto nos permitirá
dedicarnos a aquellas actividades para las que estamos mejor preparados y que mejor sabemos
hacer: la creatividad, la estrategia y la interacción con otras personas. Gracias a estas nuevas
herramientas junto con otras tecnologías emergentes, el lugar de trabajo evolucionará y se
reestructurará para adaptarse a esta nueva revolución.
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